29/6/07

Ready made



"Les he tirado a la cara el estante de las botellas y el orinal y ahora los admiran por su belleza estética". Marcel Duchamp

Se acerca
mira
puede girar la figura deseada
noventa grados hacia
una perfecta horizontal
(la más perfecta, la soñada)
efecto óptico de
línea ondulante
oleaje apresurado
su fiebre su fervor
después
reirá delante
de la sola tacita de café
piensa, asombrado
en
la mutación del gusto
el inesperado trueque:
de aquél antiguo realismo
al arte conceptual
-arte es la idea-
en unos pocos años
en
un abrir y cerrar de ojos o de labios.

Clases


Puede ser
-el error nos acerca
la posibilidad más cierta-
puede ser que no vea
claro,
que aquello que semeja la verdad
sea, en verdad, un refinado engaño
de la mente o de todos
los sentidos en banda,
puede ser que no sea.
Me niego y no lo niego.
De este modo
me abstengo de afirmar,
no lo suscribo al pie,
no declaro en favor,
ni en contra de,
no digo nada.
Pero incluso el silencio,
(ay, del humano corazón)
aprieta, encubre, encierra
un número
determinado o no
de ostensibles palabras.

El mundo, dijo un sabio
se divide en sólo dos clases de personas:
a) Los que saben.
b) Los que no saben.

28/6/07

Grietas


Azul la madrugada
después del cielo negro con destellos
el escote profundo
el pozo del deseo y la esperanza
naufragan azulados
se abren las aguas y el río se estremece
Neptuno y las sirenas
duermen entre sus mantas la pobreza del sueño
viscosa cesta del pescador
que al alba vuelve
su modo de matar y de morir
(tose, se ahoga)
no resiste el paciente
borroneo del agua
otra vez, cae en la cuenta
cuenta los modos terribles en que cae
aquel cuyo destierro precipita
anteriores naufragios
bodegones de puerto llenos de humo:
las putas lo bendicen
santamente
ha venido a indagar entre sus piernas
el misterio del hombre
el profundo agujero de su nada
su nada madre
nadará hacia otras costas
(tose otra vez, falta el aire)
agua es lo tiene una chica cualquiera para darle
su condición fluida
su océano salado
su mar dulce
dormir
soñar en ese aljibe
en algún pozo profundo que retenga
sus horas, a escondidas de la muerte
la fina rajadura de ese cántaro
sus permeables moléculas de arcilla
azulan, desesperan
es rojo sangre entonces,
el color de las aguas
dormir
licuarse en esa orilla
una vez en en la vida
una sola, aunque breve
aunque bramen los sueños y sus mares
aunque boye en el río
el cadáver más puro.
Negro de limo
tiznado de petróleo
el cuenco frágil que se astilla en la corriente.

Esto


Firme
suave
te entiendes con La Trama
si eres nexo,
eres lazo.
Cierras los ojos cuando te abres
subes
captas.
Te vistes con las sombras,
las luces son la estola
de tu alto cuello suave,
la belleza se irradia
desde un cuerpo desnudo
verdadero,
descalzo.

Encaje


Hilar bordar tejer
enlazar anudar unir
obrar como si el tiempo
esperara la obra
obrar
decididamente
en un sentido que dirima
un acto, un acto claro
obvio como una orquídea
un pájaro
unas lluvias de abril sobre los campos
lanzar la flecha que zanje
(las cuestiones se abren
oscuras, múltiples)
concibiendo ese blanco que ilumine
ensayando ese gesto
del que busca ser digno
-al menos algo hizo,
algo deshizo-
suspender el suspenso
el vilo de los hilos
pasar la línea
el riesgo
tramar después y cada vez
encajes más sutiles
sin volver la cabeza
la mente atrás
el tiempo nos devora
mientras tejemos sus instantes
esperando que pase
(esperando que espere)
el fin, la acabada manía
de insuficiente dios,
la obra.

Blues


Me quedo acá
me siento
pido un café
puedo mirar por la ventana
una ciudad semidesierta
el sol es pleno
a las dos de la tarde
sé que hoy es sábado,
estamos en verano.
Media hora se desliza fácilmente
un tiempo de Dalí se mece en los relojes
la poca gente
arrastra el peso del calor.
Por momentos
casi no hay nada que se oiga
ruido de fondo,
(el fondo de las cosas suena así,
algo que está, algo que habla y no se oye)
No pasa más que la memoria
desfila
su comparsa deslucida
sus trajes rotos
un carnaval grotesco
¿porqué si es de hoy
todo parece tan antiguo?
De lamé barato
es el dorado vestido de la reina
su exagerado maquillaje
haría llorar a un niño.
A mí también se me caen unas lágrimas
-y no soy una niña-
tanto calor
y sin embargo estoy temblando:
la memoria es regreso
nos da miedo lo viejo,
lo feo asusta si retorna
vuelven entonces cosas tristes.

Para lo triste, no parece haber consuelo.

Don del agua


Desgarrar el papel
de seda
desatar
ese lazo rosado que anuda
la caja,
el regalo. Los dones:
la sorpresa
de quien regala
(o de quien da)
desciende en cada hora
de húmedos versos
el agua que yo bebo
en la siesta más tórrida del trópico
al pie del árbol
aquél de las manzanas
doradas y futuras. Prometidas.
Oyendo el mar
ese que ves
(¿oyes ahora?)
viendo llover. Sí,
no para de llover en estos trópicos.
Tengo un cuenco traslúcido
donde recojo el agua de las lluvias
y algo del don
del mar,
-habrá barcos hundidos
ocultos cofres
llenos de perlas
ese collar que traes
viene del fondo-
De un sólo trago
devoto y majestuoso,
así te bebo.
El satinado brillo
de las perlas
recibe entonces
lo que tenemos:
este lazo presente
es de agua pura.
Caracol al oído,
una forma posible
de oir el mar.

Oro y azul


Blanca
leche que vierte
en el cuenco de barro,
las rosadas mejillas
los ojos y las manos
consistentes
masa del pan
recién horneado
reunido en una cesta
oro y azul
el traje
el paño
la cocina en penumbras,
ella
a solas revelada
su rutina menuda
un haz de luz.