Carta perdida o nunca enviada
¿Ves el verdín, ahí sobre esas piedras
ves la pared descascarada y sucia
las plantas amarillas
que bordean al árbol y lo asfixian
con su abrazo reseco?
Algo así tendría que pintar para mostrarte
de qué hablo cuando digo: desencanto.
De todos modos haría falta tu mirada
haría falta que vuelvas y que evoques
la vigilia empecinada de aquél tiempo,
la noción inaudita de verdad
que te ató y nos sostuvo
en la cornisa del palacio de las fiebres,
entre el atávico impulso de saltar
con los ojos abiertos al vacío
y el de hundirnos tantos años en la trampa
del sopor embellecido de los sueños.
4 comentarios:
Muy bueno ese tono personal, de carta, duro, amoroso y recriminatorio a la vez, que se detiene, como los implicados, en la cornisa, pero agregando la aspereza de la desilusión, el tiempo transcurrido. Me resuenan los diálogos Plath-Hughes.
Gracias, Brocken. ¿Plath-Hughes? Mi idea de la des-ilusión es mantenerla viva, vivísima.
inx, hace rato que no leo algo como esto. eso.
Es que usted se me desvanece en el éter, Chino... ¿qué tul?
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