11/5/08

Recuento


No más que una arenilla
un racimo pequeño de cosas sin grandeza
el soplo o la palabra
una tarde de marzo neblinosa y perdida
entre todas las tardes
nada que brille, noble
como oro antiguo
o se defina para siempre
redondo y liso
como las perlas del collar que ciñen
hasta axfixiar, de a una, las memorias
ni siquiera una ilusa
sensación de riqueza
ni el dolor
rotundo e inapelable de una pérdida
apenas unos nombres
con lápiz tenue, escritos
sobre hojas amarillas
una aguja punzando
su lugar consagrado
las miserias del cuerpo
las corrientes del alma
su evanescente ráfaga
la insistente
plenitud del deseo. Nada más